martes, 9 de febrero de 2016

MISERICORDIA



Marcos 3:4
"Luego dijo a los otros:
—¿Qué está permitido en sábado: hacer el bien o hacer el mal, salvar una vida o matar?
Pero ellos permanecieron callados."


La serie de historias de conflicto que narra Marcos en el capítulo 2 son llevadas a un final culminante en este pasaje donde la oposición proviene de las autoridades religiosas - los fariseos y los maestros de la ley.

La observancia del sábado era una marca distintiva de Judios como el pueblo de Dios. Por el primer siglo, había regulaciones integrales que regían el sábado. La gran mayoría impuestas por hombre. La idea era no dejar nada al azar, y legislar toda circunstancia, los fieles estaban protegidos de romper las leyes sin querer. Algunos rabinos enseñaban que los seres humanos fueron creados para el sábado. En estas dos historias, Jesús demuestra lo absurdo de esta enseñanza.

Los fariseos criticaban a Jesús por lo que no debía hacer en el día de reposo, pero Jesús demostró lo contrario. Es evidente que no hacerle un bien a quien lo necesitaba, cuando podría hacerlo era lo mismo que hacer el mal. Por seguir una ley a ciegas y sin averiguar el sentido de la voluntad de Dios, se estaba dejando de amar y de tener misericordia. Del mismo modo, es tan fácil para nosotros poner tanta atención a la expresión externa de la religión, centrándonos en la forma y no en el fondo.

Como los fariseos, podemos caer en la trampa de medir nuestra piedad de acuerdo a lo que no hacemos - matar, asesinar, mentir y engañar -, pero aún lo profundo de nosotros albergamos odio, rencor y envidia hacia los demás.


Que la religión no nos ciegue. Que los rituales externos no nos aparten de vista la verdadera esencia de Dios: La misericordia, el amor y la obediencia, más que los sacrificios y la aceptación social.

No hay comentarios:

Publicar un comentario