HONRAR A DIOS EN EL CUERPO

1 Corintios 6:20
"Pues por precio habéis sido comprados; por tanto, glorificad a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios."

Una vez más, la principal preocupación de Pablo aquí no es tanto con los "pecadores" individuales o con los pecados, sino con la actitud de la iglesia hacia el pecado.

Pablo aplica el principio de la iglesia de no juzgar a los de "afuera" sino solamente a los de "adentro" para los casos en que un miembro de la iglesia tiene un desacuerdo con otro. Si la iglesia no la hace de 'juez' para los que están fuera, tampoco debe tomar sus asuntos internos fuera de ella.

Para Pablo, permitir que los miembros de la iglesia sean juzgados por 'los malos' (v 1) es demostrar que la iglesia tiene muy poco conocimiento de lo que ella es en Cristo. Estas acciones van a destruir el testimonio del pueblo de Dios ante el mundo.

Prestemos atención a la expectativa fundamental de Pablo de que nuestra experiencia de la gracia de Dios debe mostrar la forma en que vivimos nuestras vidas. Nosotros, que hemos sido salvados por la gracia, a menudo no vemos o reflejamos esta gracia en nuestras acciones. Lo espiritual debe influir inevitablemente en lo natural y físico.

La iglesia de Corinto no permitía que su experiencia espiritual de la gracia de Dios afectara lo que hacían con sus cuerpos físicos. Nosotros también nos damos cuenta de que lo que hacemos con nuestros cuerpos (pornografía, sobredosis de TV y dispositivos electrónicos, la inmoralidad sexual) está íntimamente ligado a nuestro bienestar espiritual. La doctrina de la santidad del cuerpo y su disciplina necesita ser enseñada con urgencia en la iglesia hoy. Nuestros cuerpos pertenecen exclusivamente a nuestro Señor y Maestro Jesús. Vivamos en sumisión a su voluntad.

Oremos para que los individuos y las familias aprendan de nuevo la riqueza y el valor de las disciplinas espirituales. ¿Podríamos tener períodos de ayuno de cosas como la televisión, los teléfonos inteligentes y el Internet?