Pues por medio de Él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. Ro 8:2
viernes, 8 de julio de 2016
PREDICAR EL EVANGELIO
1 Corintios 9:18
"¿Cuál es, entonces, mi recompensa? Que al predicar el evangelio, pueda ofrecerlo gratuitamente sin hacer pleno uso de mi derecho en el evangelio."
Pablo comienza con una presentación fuerte de sus derechos. Pero más tarde, explica por qué no ha utilizado ninguno de estos derechos.
En muchas iglesias, a los trabajadores a tiempo completo se les recuerda sutilmente que debido a que han elegido el camino del servicio 'a tiempo completo' a Dios, no deben esperar ricas recompensas terrenales. Este razonamiento es, por desgracia a menudo utilizado por la iglesia para eludir la responsabilidad de asegurarse de que sus trabajadores estén suficientemente atendidos y tengan a veces las prestaciones mínimas.
Mientras que Pablo argumenta enérgicamente contra cualquier uso indebido de los servidores del Señor, su mensaje central es que no haya "ningún obstáculo para el Evangelio." Ni las preocupaciones sobre los derechos ni los argumentos a favor de lo que es "suficiente" deben ser el foco; en cambio, la verdadera preocupación y el enfoque debe ser el Evangelio.
La renuncia de Pablo de sus "derechos" no es porque él espere sus "recompensas en el cielo", su posición se deriva de su singular pasión por el Evangelio: todo se hace con el fin de no obstaculizar el Evangelio.
Pablo explica que él está bajo la compulsión de anunciar el Evangelio. Él explica que está ejerciendo su libertad de ser "esclavo de todos". Un gran ejemplo, digno de imitar.
La iglesia tiene que volver a aprender del poder del Evangelio inmutable. También tenemos que aprender a ser útiles para todas las personas.
Oh Señor, quiero experimentar la compulsión por anunciar el Evangelio, la misma pasión que tenía Pablo, ya lo demás es secundario, así sea Padre. Amén.
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