viernes, 21 de abril de 2017

EL MÉDICO POR EXCELENCIA


Mateo 12:15
"Sabiendo esto Jesús, se apartó de allí; y le siguió mucha gente, y sanaba a todos"


¡Qué masa de espantosa enfermedad debió de arrojarse bajo el ojo de Jesús! Sin embargo, no leemos que estuviera disgustado, sino que esperaba pacientemente en todos los casos. ¡Qué singular variedad de males se habrá encontrado a sus pies! ¡Qué úlceras repugnantes y putrefacción! Sin embargo, estaba listo para cada nueva forma del monstruo malvado, y era vencedor en todas las formas. 


El calor de la fiebre o el frío de la hidropesía fueron dominados. El letargo de la parálisis o la rabia de la locura, la inmundicia de la lepra o la oscuridad de la ceguera, todos los espíritus inmundos conocían el poder de su palabra y huían a su mando. En cada rincón del campo triunfó sobre el mal, y recibió el homenaje de los cautivos entregados. Vino, vio, conquistó por todas partes. 

Por todo esto que cualquiera que sea mi propio caso, el médico amado puede sanarme. Y sea cual fuere el estado de otros que pueda recordar en este momento en oración, puedo tener esperanza en Jesús de que Él podrá sanarlos de sus pecados. 

El que en la tierra anduvo sanando más que personas en hospitales, todavía dispensa su gracia, y hace maravillas entre los hijos de los hombres: permítanme ir a Él de inmediato en serio. Déjenme elogiarle, esta mañana, cuando recuerdo cómo Él realizó sus sanaciones espirituales, que le dan mayor renombre. Fue tomando sobre sí nuestras enfermedades. "Por sus llagas somos sanados." 

La Iglesia en la tierra está llena de almas sanadas por nuestro amado Médico. Y los habitantes del cielo mismo confiesan que "Él los sanó a todos". Hoy, acércate a Él y serás sanado de cualquier dolencia física o espiritual en tu vida. Sólo cree.

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