Pues por medio de Él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. Ro 8:2
martes, 11 de abril de 2017
EL VERDADERO DESEO DE CRISTO
Juan 17:15
"No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal."
Es un evento dulce y bendito que ocurrirá a todos los creyentes en el tiempo de Dios: El regreso a casa para estar con Jesús. En unos cuantos años más, los soldados del Señor, que ahora están luchando "la buena batalla de la fe" habrán terminado con el conflicto, y habrán entrado en la alegría de su Señor. Pero aunque Cristo ora para que su pueblo pueda llegar a estar con Él donde está, no pide que puedan ser llevados de inmediato de este mundo al cielo. Quiere que se queden aquí. Sin embargo, ¿Con qué frecuencia el peregrino cansado levanta la oración, "¡Oh, que tenga alas como paloma, para entonces yo volar y estar en reposo!"?
Pero Cristo no ora así, Él nos deja en las manos de su Padre, hasta que, como granos de maíz completamente maduros, cada uno será recogido en el grano de nuestro Maestro. Jesús no aboga por nuestra eliminación inmediata por la muerte, pide que podamos ser guardados del mal, pero nunca nos pide que seamos admitidos a la herencia en gloria hasta que somos mayores. Los cristianos a menudo quieren morir cuando tienen algún problema. Pregúntales por qué, y te dicen: "Porque estaríamos con el Señor". Tememos que no es tanto porque desean estar con el Señor, como porque desean librarse de sus problemas. De lo contrario, sentirían el mismo deseo de morir en otros momentos cuando no estuvieran bajo la presión del juicio.
Ellos quieren ir a casa, no tanto por la compañía del Salvador, sino para estar en reposo. Ahora bien, es muy correcto desear salir si podemos hacerlo en el mismo espíritu que Pablo hizo, porque estar con Cristo es mucho mejor, pero el deseo de escapar de los problemas es egoísta.
Más bien, dejemos que nuestro cuidado y deseo sean glorificar a Dios por medio de nuestra vida aquí, aunque estemos en medio de la fatiga, del conflicto y del sufrimiento, y dejemos que Él diga cuándo "es suficiente".
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