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Mateo 28:20
"Enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén."
 
Hay Uno que es siempre el mismo, y que está siempre con nosotros. Hay una roca estable entre las olas del mar de la vida. Oh alma mía, no pongas tus afectos en los tesoros que se oxidan, que se come la polilla, que se descomponen, sino que pon tu corazón sobre Aquel que permanece eternamente fiel a ti. 

No construyas tu casa sobre las movedizas arenas de un mundo engañoso, sino sobre la Roca Eterna, la que en medio de la lluvia y las inundaciones rugientes, se mantendrá inmutablemente segura. Hermano, guarda tu tesoro en el único armario seguro. Guarda tus joyas donde nunca puedas perderlas. Pon todo lo tuyo en Cristo, todo tu afecto en su persona, toda tu esperanza en su mérito, toda tu confianza en su sangre eficaz, todo tu gozo en su presencia, y así podrás mantenerte firme aún después de una destrucción. 

Recuerda que todas las flores del jardín del mundo se desvanecen por turnos, y llega el día en que no quedará más que la tierra negra y fría. El extintor negro de la muerte quiere apagar pronto tu vela. ¡Oh! ¡Qué dulce tener la luz del sol cuando la vela se ha apagado! Vamos, cuéntale tus secretos al Amigo que se acerca más que a un hermano. Confía todas tus preocupaciones en Aquel que nunca te puede lastimar, el que nunca te dejará.

Jesucristo, el mismo ayer, y hoy, y por los siglos ha dicho: "He aquí, yo estoy contigo siempre", esto es suficiente para que mi alma viva, para que quiera vivir para Él.