Pues por medio de Él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. Ro 8:2
lunes, 3 de abril de 2017
SU PALABRA
Salmos 119:49
"Acuérdate de la palabra dada a tu siervo,
En la cual me has hecho esperar."
Cualquiera que sea tu necesidad especial, puedes encontrar fácilmente alguna promesa en la Biblia que se adapte a ella. ¿Estás débil y triste porque tu camino es áspero y estás cansado? Aquí está la promesa: "Él da poder a los débiles". Cuando leas tal promesa, ve hacia el cielo, y pídele que cumpla su palabra.
¿Estás buscando a Cristo, y sediento de una comunión más estrecha con Él? Esta promesa brilla como una estrella sobre ti: "Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados". No pidas nada más, sino que ve a Dios una y otra vez con este clamor: "Señor, tú lo has dicho, haz lo que has dicho".
¿Estás angustiado por el pecado, y agobiado por la pesada carga de tus iniquidades? Escucha estas palabras: "Yo, yo soy el que apaga tus transgresiones, y no recordaré más tus pecados." Tú no tienes mérito propio para alegar por qué te debe perdonar, pero sí puedes recordar sus compromisos escritos y Él los realizará.
Si has perdido el dulce sentido de la presencia del Salvador y lo buscas con un corazón afligido, acuérdate de las promesas: "Vuélvete a mí, y volveré a ti". "Por un pequeño momento te he abandonado, pero con grandes misericordias te reuniré". Pon tu fe en la palabra de Dios, y cualquiera que sea tu temor o deseo, acude al Banco de la Fe con la nota de mano de tu Padre, diciendo: "Acuérdate de la palabra a tu siervo, sobre la cual me has hecho esperar".
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