sábado, 15 de abril de 2017

NO SON DIOSES



Jeremías 16:20
"¿Hará acaso el hombre dioses para sí? Mas ellos no son dioses."

Un gran pecado que asediaba al antiguo Israel era la idolatría, y el Israel espiritual en nuestros días registra una tendencia a la misma locura. La estrella de Remphan ya no brilla, y las mujeres no lloran más por Tamuz, pero Mamón todavía invade como becerro de oro, y los santuarios del orgullo no están abandonados. 


El dinero en varias formas lucha por someter aún a los elegidos bajo su dominio, y la carne establece sus altares dondequiera que pueda encontrar espacio para ella. Los que llegan a amar las riquezas son a menudo la causa de mucho pecado en los creyentes. No nos damos cuenta en qué momento algo material llega a ocupar el lugar de Dios en nuestra vida.

En verdad se dice que "no son dioses", porque los objetos de nuestro amor material son bendiciones muy dudosas, el consuelo que nos dan ahora es peligroso, y la ayuda que pueden darnos en la hora del problema es poco . ¿Por qué estamos tan fascinados con vanidades? Tenemos piedad de los pobres paganos que adoran a un dios de piedra, y sin embargo adoramos muchas veces a un dios de oro. ¿Dónde está la inmensa superioridad entre un dios de carne y uno de madera? 

El principio, el pecado, la locura son los mismos en cualquiera de los dos casos, sólo que en el nuestro el crimen es más severo porque decimos que amamos a Dios sobre todas las cosas. Cometemos dos males, en la medida en que abandonamos al Dios vivo y nos volvemos a los ídolos. 

¡Que el Señor nos purifique a todos de esta iniquidad dolorosa! Que el ídolo más querido que hayamos conocido sea desterrado de nuestra vida y que adoremos sólo a Dios el Señor. 

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