1 Tesalonicenses 4:17
"Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor."
Incluso las visitas más dulces de Cristo, cuán cortas son, ¡y cuán transitorias! En un momento nuestros ojos lo ven y nos regocijamos con un gozo inefable y lleno de gloria, pero de nuevo un poco de tiempo y no lo vemos, porque nuestro amado se retira de nosotros ¿por qué?
¡Oh, cuán dulce es la perspectiva del tiempo en que no lo contemplaremos a distancia, sino que lo veremos cara a cara: cuando no sea como un hombre que se pasea sólo por una noche, sino que nos envolverá eternamente en el seno de su gloria No lo veremos por una temporada, pero
"Millones de años, nuestros ojos maravillados, oirán las bellezas de nuestro Salvador, y miles de años adoraremos, las maravillas de su amor".
En el cielo no habrá interrupciones por la tentación o el pecado; ningún llanto opacará nuestros ojos; ningún asunto terrenal distraerá nuestros pensamientos felices; no tendremos nada que nos impida mirar para siempre en el Sol de Justicia con ojos incansables. Oh, si es tan dulce verlo de vez en cuando, qué dulce mirar ese rostro bendito, y nunca tener una nube rodando entre ellos, y nunca tener que apartar los ojos para mirar un mundo de cansancio y aflicción! Buen día, ¿cuándo vendrás?
Si morir no es más que entrar en comunión ininterrumpida con Jesús, entonces la muerte es realmente ganancia, y la gota negra es tragada en un mar de victoria.
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