jueves, 7 de junio de 2018

NO A LOS CHISMES



Levítico 19:16-17
"No andarás chismeando entre tu pueblo. No atentarás contra la vida de tu prójimo. Yo Jehová.
No aborrecerás a tu hermano en tu corazón; razonarás con tu prójimo, para que no participes de su pecado."


El chismoso emite un doble veneno; porque daña al  oyente y a la persona de quien está hablando. Ya sea que el informe sea verdadero o falso, por este precepto de la Palabra de Dios se nos prohíbe difundirlo. Las reputaciones del pueblo del Señor deben ser muy valiosas a nuestra vista, y debemos considerar que es vergonzoso ayudar al diablo a deshonrar a la Iglesia y el nombre del Señor. 


Muchos se gloriaron al derribar a sus hermanos, como si así se hubieran elevado. Los sabios hijos de Noé arrojaron un manto sobre su padre, y el que lo expuso recibió una terrible maldición. Es posible que uno de estos días oscuros necesitemos paciencia y silencio de parte de nuestros hermanos, hagámoslo también a aquellos que lo requieren ahora. Sea esta nuestra regla familiar, y nuestro vínculo personal: No hablar mal de nadie.
 

El Espíritu Santo, sin embargo, nos permite censurar el pecado, y nos prescribe la forma en que debemos hacerlo. Debe hacerse reprendiendo a nuestro hermano en su cara, no con una murmullo detrás de su espalda.  Cientos de personas han sido salvadas de los pecados graves por las advertencias oportunas, sabias y afectuosas de los fieles ministros y hermanos. 

Nuestro Señor Jesús nos ha dado un tremendo ejemplo de cómo tratar a los amigos descarriados en su advertencia dada a Pedro, la oración con la que lo precedió, y la forma gentil con la que se abstuvo de reprocharle la negación de la que fue objeto. ¡Aprendamos de Él!

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