viernes, 9 de julio de 2021

ESCONDIENDO EL PECADO



Josué 7:1

"Sin embargo, los israelitas desobedecieron al Señor conservando lo que él había decidido que fuera destinado a la destrucción, pues Acán hijo de Carmí, nieto de Zabdí y bisnieto de Zera, guardó para sí parte del botín que Dios había destinado al exterminio. Este hombre de la tribu de Judá provocó la ira del Señor contra los israelitas."


El pueblo de Israel en este punto ya se encuentra en plena conquista de la Tierra Prometida. Y este capítulo inicia con la historia de Acán, que desobedece clara y descaradamente una orden directa de Dios. Se guarda para sí (esconde) parte del botín que Dios claramente había dicho que debía ser exterminado. El problema es que debido a este pecado, el ejército de Dios cae derrotado en lo que debió haber sido una victoria "fácil".


Llevemos esta circunstancia a la vida espiritual. El pecado escondido, no confesado de un padre de familia puede traer derrota a toda la familia. La desobediencia de una persona puede traer serias consecuencias a un grupo de servidores en una iglesia local. ¿Por qué? Porque somos un cuerpo, un equipo.


Es cierto que espiritualmente nadie responde por los pecados de otros. Ni siquiera los padres por los pecados de los hijos, pero en muchas circunstancias de la vida, las consecuencias sí que pueden afectar a otras personas, no sólo a nosotros. Tratemos entonces de no esconder pecado en nuestro corazón. De no desobedecer una orden directa de Dios. Tratemos con todo nuestro ser estar a cuentas con Él y obedecer sus mandatos.


Oración: Padre, ayúdame a no pensar de forma terrenal sino espiritual. A no quedarme con la limitada mentalidad de que cuando escondo algo nadie se dará cuenta. Tú ves todo y estás en todos lados. Que te obedezca por amor, y no por obligación. En el nombre de Jesús, amén.


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