Jueces 16:20
"Luego ella gritó: «¡Sansón, los filisteos se lanzan sobre ti!»
Sansón despertó de su sueño y pensó: «Me escaparé como las otras veces, y me los quitaré de encima». Pero no sabía que el Señor lo había abandonado."
El verdadero problema de Sansón es quizás la lista de sus prioridades. Vemos al inicio del capítulo de hoy, que no le cuesta nada pasar la noche con una prostituta. ¿Dónde está el Dios al que se ha consagrado? ¿Será que se ha olvidado de Él, o (lo que es peor), se acuerda y decide actuar mal de todas formas?
Después del conocido episodio con Dalila, donde revela el origen de su fuerza, y después de engañarla varias veces... cuando por fin le dice la verdad al respecto, Dios lo abandona. ¡Él no se da cuenta de esto! Esta declaración es muy triste: "No sabía que el Señor lo había abandonado". Es una tragedia para Sansón, y muchas veces en nuestra vida eso mismo pasa también. No nos damos cuenta que debido a nuestro actuar, Dios se ha apartado de nosotros. No porque no nos ame, sino porque su Espíritu Santo no puede habitar donde hay pecado.
Cuando el destino de Sansón parece estar echado, Él en humilde oración a Dios, le pide que le dé fuerzas una vez más. En lo más profundo y bajo de su vida, recapacita y le pide ayuda a Dios. ¿Por qué crees que se necesita tocar fondo para que el hombre se dé cuenta de su necesidad de Dios?
Miremos hoy hacia atrás en nuestra propia vida, veamos los episodios donde más hemos estado alejados de Dios. Quizás hoy mismo sea esa situación. En humilde oración, volvamos a Él, arrepintámonos y aceptemos su perdón. A Sansón Dios lo escuchó... ¿Por qué va a actuar diferente con nosotros?
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