Josué 6:15-19
"El séptimo día, a la salida del sol, se levantaron y marcharon alrededor de la ciudad tal como lo habían hecho los días anteriores, solo que en ese día repitieron la marcha siete veces.
A la séptima vuelta, los sacerdotes tocaron las trompetas, y Josué le ordenó al ejército: «¡Empiecen a gritar! ¡El Señor les ha entregado la ciudad!
Jericó, con todo lo que hay en ella, será destinada al exterminio como ofrenda al Señor. Solo se salvarán la prostituta Rahab y los que se encuentren en su casa, porque ella escondió a nuestros mensajeros.
No vayan a tomar nada de lo que ha sido destinado al exterminio para que ni ustedes ni el campamento de Israel se pongan en peligro de exterminio y de desgracia.
El oro y la plata y los utensilios de bronce y de hierro pertenecen al Señor: colóquenlos en su tesoro»."
¿Qué sucede como resultado de que los israelitas siguieran las instrucciones de Dios? Ayer vimos lo importante que es la obediencia en el plan de salvación. Es cierto que no es algo que nos "ganemos", pero si Dios nos da instrucciones, debemos seguirlas para asegurarnos que estamos haciendo su voluntad y que nuestra disposición es la de agradarle.
¿Por qué es tan importante para los israelitas esta primera victoria sobre Jericó, una ciudad fortificada? Definitivamente les daría confianza, les permitiría creerle a Dios. Bajo el mando de Josué, los israelitas siguen las instrucciones y los muros caen. Empiezan a conquistar la tierra prometida.
Pero no todo será felicidad. Precisamente por desobedecer las instrucciones explícitas, Israel sufrirá mucho. Tenemos que leer y entender esta parte de la Escritura viéndonos a nosotros mismos. Mientras obedezcamos, conquistaremos. Pero mientras desobedezcamos, acumularemos derrotas y tristezas.
Por muy descabellado que parezca, elijamos siempre obedecer y confiar. De eso depende nuestro éxito o fracaso espiritual.
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