Pues por medio de Él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. Ro 8:2
jueves, 30 de enero de 2014
EL VIAJE DE LA VIDA
La vida cristiana se puede comparar a un viaje. El Espíritu Santo es nuestro guía, Él nos guía diariamente. Y Él siempre nos está guiando a lo que es mejor para nuestra vida. La clave para un viaje exitoso y placentero es seguirlo.
Pero ¿qué significa seguir a Dios? Básicamente, esto significa obedecerle, a seguir su ejemplo y hacer lo que Él dice.
Muchas veces situaciones llegan inesperadamente. Podemos pensar que sabemos la mejor dirección a tomar y de pronto hacemos un giro equivocado, porque se ve mejor y más rápido. El problema es que una vez que nos damos cuenta de que el camino conduce a un callejón sin salida, tenemos que ir todo el camino de vuelta a donde nos bajamos y nos salimos de lo que era correcto.
La buena noticia es que Dios está allí, esperando para tomar de nuevo la iniciativa y mostrándonos el camino correcto a seguir.
El Señor tiene cada uno de nuestros viajes perfectamente planificados. Tenemos que entender plenamente que Él nos ama, que Él es bueno y justo y que podemos confiar en Él.
Podemos confiar en Él para que nos guíe en la dirección que es mejor para nosotros. Podemos confiar en Él para corregirnos cuando nos alejamos y para saber que nos guiará de vuelta al lugar correcto. Podemos confiar en Él cuando ponga a otros en nuestro camino. Podemos confiar en Él con nuestra vida, y punto.
Sigue la guía del Espíritu Santo, porque Él conoce el camino y siempre se quedará contigo. Confía en que Él le guiará a todo lo bueno que planeó para tu vida mucho antes de que nacieras.... Confía y disfruta del viaje.
Oración: Dios, Tu Palabra dice que Tú diriges los pasos de los piadosos. Confío en que Tú me guíes en el viaje que tienes para mí, y sé que cuando salga de la pista, Tú siempre estarás allí para ayudarme a recuperarme y seguir adelante.
Amén.
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