Pues por medio de Él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. Ro 8:2
jueves, 23 de junio de 2016
ADORAR SIEMPRE A UN DIOS ETERNO
Génesis 21:33
"Y Abraham plantó un tamarisco en Beerseba, y allí invocó el nombre del Señor, el Dios eterno."
La relación entre Abraham y Abimelec comenzó con un desgraciado episodio en el que Abraham le dijo una media verdad (o mentira, que es lo mismo) (Capítulo 20). Abimelec era un no extranjero que no compartía la fe común con Abraham. Pero podía ver que Dios lo había bendecido en todas las circunstancias observables de la vida. Ahora los dos se reunieron de nuevo por una disputa sobre un recurso indispensable que era precioso en su parte del mundo: el agua. Todo lo que Abimelec pidió fue la lealtad a él y a su pueblo a cambio de la amabilidad que había mostrado a Abraham.
La reunión concluyó con un pacto de no agresión en la que Abimelec reconoció el pozo (fuente de suministro de agua) a Abraham, aceptando siete corderos como una especie de testimonio público. La respuesta de Abraham a este acontecimiento aparentemente secular de la reconciliación a través de una crisis del agua era un acto de culto a su Dios.
Había aprendido a no separar su obra sagrada y secular. Se plantó un tamarisco en Beerseba ('pozo de siete') como recuerdo de este tratado con éxito y como prueba de que adoraba a Dios. De este modo, reconoció que Dios estaba detrás de su éxito en la negociación de un tratado tan favorable. En este episodio, Abraham ha hallado gracia delante de Dios y el hombre.
No debería haber ninguna división en nuestra vida. ¿Estamos siendo cristianos sólo los domingos, y "seculares" en otros días? ¿Cómo podemos dejar de ser de esa manera?
Nuestra respuesta a todo debe ser adorar con agradecimiento a Dios. Recordemos los éxitos que Dios nos ha concedido y demos gracias a Él.
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