lunes, 27 de junio de 2016

LO QUE APRENDEMOS DE ELIEZER



Génesis 24:35
"Y el Señor ha bendecido en gran manera a mi señor, que se ha enriquecido, y le ha dado ovejas y vacas, plata y oro, siervos y siervas, camellos y asnos."


En esta segunda parte de la novela de Isaac y de Rebeca, el criado de Abraham dijo su historia inolvidable. Para algunos lectores puede parecer repetitiva, pero parece que el sirviente insistió en contar su historia a la familia de Rebeca con un propósito.

En primer lugar, nótese que ha dado a Dios un papel destacado, haciendo hincapié en que Dios da el éxito. En segundo lugar, parecía querer declarar de forma continua el hecho de que Dios respondió a sus oraciones en el desempeño de su misión especial de suma importancia a la familia de su amo. Tal relación personal de confianza en Dios y en su orientación sigue siendo una enseñanza central en toda la Biblia, y sigue siendo la base de innumerables testimonios cristianos de hoy.

Por último, pero no menos importante, quería elevar a su amo Abraham, tomándose la molestia de enumerar las posesiones de Abraham: Ovejas, ganado, plata y oro, siervos y siervas, así como los camellos y burros (v 35).

Aunque hemos señalado antes que Abraham no ha adquirido ninguna propiedad de la tierra, tenía todos los otros indicadores de riqueza de su época. Y el fiel servidor trató de demostrar su riqueza dando un anillo en la nariz, pulseras, joyas de oro y otra de plata, ropa y otros regalos costosos a Rebeca y miembros de su familia (v 53).

Como cualquier buena historia corta, la conclusión es breve. La entrada de Rebeca en la tienda de Sara indicó su nuevo papel de la matriarca de la familia.

2 Corintios 8:9 Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que siendo rico, por vosotros se hizo pobre, para que vosotros con su pobreza fuéseis enriquecidos.

Piensa en tres formas en las que podemos magnificar al Señor en nuestras vidas. Oremos por tener la voluntad de exaltar a nuestro Maestro en cada oportunidad.

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