Pues por medio de Él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. Ro 8:2
jueves, 12 de enero de 2017
¡CREE!
Romanos 4:20
"Tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios."
Cristiano, cuida bien de tu fe. Es muy fácil caer en la incredulidad, pero la Biblia dice que las promesas de Dios se fortalecen en la fe. Si queremos bendiciones de Dios, nada puede traerlas sino la fe. La oración no puede extraer respuestas del trono de Dios, sino que es la oración ferviente del hombre que cree.
La fe es el mensajero angélico entre el alma y el Señor Jesús en la gloria. La fe es el alambre telegráfico que liga la tierra y el cielo - en el que los mensajes de amor de Dios vuelan tan rápido, que antes de que llamemos, Él responde, y mientras estamos hablando nos oye. Pero si se rompe ese hilo telegráfico de fe, ¿cómo podemos recibir la promesa? ¿Puedo obtener ayuda para los problemas sin fe? ¿Qué pasa si soy golpeado por el enemigo?
En el invierno más profundo, la fe es un camino sobre el cual los caballos de la oración pueden viajar. La fe me vincula con la divinidad. La fe me llena con el poder de Dios. La fe empuja de mi lado la omnipotencia de Jehová. La fe asegura cada atributo de Dios en mi defensa. Me ayuda a desafiar a los anfitriones del infierno. Me hace triunfar sobre mis enemigos. Pero sin fe ¿cómo puedo recibir algo del Señor?
¡No esperes que el que vacila, que es como una ola del mar, reciba algo de Dios! Oh, pues, cristiano, mira bien tu fe... Porque con ella puedes ganar todas las cosas, por pobres que seas, pero sin ella no puedes obtener nada. "Si puedes creer, todo es posible al que cree".
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