lunes, 2 de enero de 2017

ES POR SU GRACIA



2 Timoteo 2:1
"Tú, pues, hijo mío, esfuérzate en la gracia que es en Cristo Jesús."


Cristo tiene gracia sin medida en sí mismo, y no mide cuando se trata de dársela a los suyos. Como el depósito se vacía en las tuberías, así Cristo ha vaciado su gracia para su pueblo. "De su plenitud tenemos todo lo que hemos recibido, y gracia por gracia", dice la Escritura. 


La gracia de Dios, ya sea que su obra sea el perdón, la limpieza, la conservación, el fortalecimiento, la iluminación, la vivificación o la restauración, se obtendrá de Él gratuitamente y sin precio. Como la sangre del cuerpo, aunque fluye del corazón, pertenece igualmente a cada miembro, así son las influencias de la gracia que son la herencia de cada santo unido al Cordero... Y aquí hay una dulce comunión entre Cristo y su Iglesia, en la medida en que ambos reciben la misma gracia. Cristo es la cabeza sobre la cual se derrama el aceite primero, pero el mismo aceite corre hasta todas las vestiduras, de modo que todos la terminan recibiendo. Esta es la verdadera comunión cuando la savia de la gracia fluye del tallo a la rama, y ​​cuando se percibe que el propio tallo es sostenido por el mismo alimento que alimenta la rama. 

A medida que día a día recibimos la gracia de Jesús, y más constantemente reconocemos que viene de Él, lo contemplaremos en comunión con nosotros y disfrutaremos de la felicidad de la comunión con Él. Reconozcamos siempre que es por su gracia que tenemos hoy la oportunidad de arrepentirnos y volver a Él.

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