miércoles, 18 de enero de 2017

LA ORACIÓN EN LA ANGUSTIA



Mateo 26:39
"Yendo un poco adelante, se postró sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú."

Hay varias características instructivas en la oración de nuestro Salvador en su hora de prueba. Era una oración solitaria. Se retiró incluso de sus tres discípulos favorecidos. Hermano, en situaciones de prueba, la oración familiar, la oración social, la oración en la Iglesia, no serán suficientes, son preciosas... pero la mejor que puedes hacer es en tus sesiones privadas, donde ningún oído oye sino el de Dios.

La de Jesús fue una oración humilde. Lucas dice que se arrodilló, pero otro evangelista dice que "cayó sobre su rostro". ¿Dónde, entonces, debe ser tu lugar, humilde siervo del gran Maestro? ¡Qué polvo y ceniza debe cubrir tu cabeza! La humildad nos da buen pie en la oración. No hay esperanza de prevalencia con Dios a menos que nos humillemos para que Él nos exalte a su debido tiempo.

Era oración filial. -Abba, padre. encontrarás que es una fortaleza en el día del juicio el recordar la adopción. No tienes derechos como sujeto, los has perdido por tu traición... Pero nada puede hacer perder el derecho de un niño a la protección de un padre. No tengas miedo de decir: "Padre mío, escucha mi clamor".

Observa que era una oración perseverante. Oró tres veces. Sé como la viuda importuna, cuya venida continua ganó lo que su primera súplica no pudo ganar. Continúa en la oración, y compleméntala con acción de gracias.

Por último, era una oración de rendición. "No obstante, no como yo quiero, sino como tú quieras". Rendimiento, y Dios cede. Que sea como Dios quiera, Dios determinará para bien. Alégrate de dejar tu oración en Sus manos, porque Él sabe cuándo dar, cómo dar, qué dar y qué retener. Suplica serio, perseverante, pero con humildad pero con rendición... y verás los resultados.

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