sábado, 13 de mayo de 2017

COMPLETOS EN ÉL



Colosenses 2:9-10
"Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad,
y vosotros estáis completos en él, que es la cabeza de todo principado y potestad."


Todos los atributos de Cristo, como Dios y como hombre, están a nuestra disposición. Toda la plenitud de la Deidad, cualquiera que sea el significado de este término maravilloso, es nuestra para hacernos completos. No puede darnos los atributos de la Deidad... Pero ha hecho todo lo que se puede hacer, porque ha hecho que su divino poder y divinidad sean para nuestra salvación. Su omnipotencia, omnisciencia, omnipresencia, inmutabilidad e infalibilidad, se combinan para nuestra defensa. 


¡Levántate, creyente, y contempla al Señor Jesús arrojando toda su divinidad divina al carro de salvación! ¡Cuán grande es su gracia, cuán firme es su fidelidad, cuán inmutable es su inmutabilidad, cuán infinito es su poder, cuán ilimitado es su conocimiento! El amor insondable del corazón del Salvador es nuestro. Todo nervio en el brazo del poder, toda joya de la corona de la majestad, la inmensidad del conocimiento divino y la severidad de la justicia divina, todos son nuestros y serán empleados para nosotros. 

El Cristo entero, en su carácter adorable como el Hijo de Dios, es por sí mismo para nuestro disfrute. Su sabiduría es nuestra dirección, su conocimiento nuestra instrucción, su poder nuestra protección, su justicia nuestra seguridad, su amor nuestra comodidad, su misericordia nuestro consuelo, y su inmutabilidad nuestra confianza. 

Cuán dulce es entonces contemplar a Jesús e invocarlo con la cierta seguridad de que al buscar su amor o poder, sólo estamos pidiendo lo que ya ha prometido fielmente que dará. En Él, estamos completos.

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