Pues por medio de Él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. Ro 8:2
viernes, 19 de mayo de 2017
LA BONDAD DE DIOS
1 Pedro 2:3
"Si es que habéis gustado la benignidad del Señor."
Sí, hay una posibilidad de que algunos no hayan comprobado que el Señor es benigno. Sí, a veces pasa hasta con creyentes, piensan que los planes de Dios no son buenos, que estamos en este mundo para sufrir, que cosas buenas no nos deben pasar. Es cierto que la felicidad eterna es mucho más duradera que la terrenal, pero no significa que Dios no nos pueda dar indicios de su bondad en esta vida.
No debemos descansar sin una lucha desesperada para abrazar al Salvador en los brazos de la fe y decir: "Yo sé a quién he creído, y estoy persuadido de que es capaz de guardar lo que le he confiado". No descanses, oh creyente, hasta que tengas plena seguridad de tu interés en Jesús. No permitas que nada te satisfaga hasta que, por el infalible testimonio del Espíritu Santo testificando con tu espíritu, se te certifique que eres hijo de Dios.
No permitas que "tal vez" hayas experimentado la bondad de Dios. Deja que tu ancla sea lanzada en lo que está dentro del velo, y asegúrate de que tu alma esté ligada al ancla por un cable que no se rompa. Avanza más allá de estos tristes "si tan sólo". No permanezcas más en el desierto de dudas y temores. Atraviesa el Jordán de desconfianza, y entra en la Canaán de paz, donde aún perdura el cananeo, pero donde la tierra no cesa de fluir con leche y miel.
Asegúrate de haber probado la bondad de Dios. No hay nada más hermoso que saber que Él cuida de ti, te ama y te dá cosas buenas.
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