lunes, 15 de mayo de 2017

TODO EN SU LUGAR




Eclesiastés 10:7
"Vi siervos a caballo, y príncipes que andaban como siervos sobre la tierra."


Muchas veces vemos cosas que no concuerdan. Cuando nuestro Señor estuvo en la tierra, aunque fue y es el príncipe de los reyes de la tierra, caminó por el sendero de fatiga y rindió servicio como Siervo de siervos. 


El mundo está al revés, y por lo tanto, los primeros son los últimos y los últimos primeros, de acuerdo a Su enseñanza. ¡Mirad cómo los hijos serviles del enemigo se enseñorean en la tierra! ¡Qué alto caballo montan! ¡Cómo levantan su cuerno en lo alto! Hamán está en la corte, mientras Mardoqueo se sienta en la puerta. David anda por las montañas, mientras Saúl reina en el estado. Elías se queja en la cueva mientras Jezabel se jacta en el palacio... Pero ¿quién desearía tomar los lugares de los rebeldes orgullosos? ¿Y quién, por otra parte, no envidiaría a los santos despreciados? Paciencia, entonces, creyente, la eternidad corregirá los errores del tiempo.


No caigamos en el error de dejar triunfar nuestras pasiones y nuestros apetitos carnales, mientras nuestros poderes más nobles caminan en el polvo. La gracia debe reinar como un príncipe, y hacer los miembros del cuerpo instrumentos de justicia. El Espíritu Santo ama el orden, y por lo tanto pone nuestros poderes y facultades en debida posición y lugar, dando el más alto lugar a las facultades espirituales que nos unen con el gran Rey. 


No perturbemos el arreglo divino, sino pídamos gracia para que podamos guardar nuestro cuerpo y someterlo. No fuimos creados para permitir que nuestras pasiones dominen sobre nosotros, sino que nosotros, como reyes, podemos reinar en Cristo Jesús sobre el triple reino de espíritu, alma y cuerpo, para la gloria de Dios Padre.

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