jueves, 18 de mayo de 2017

CUERDAS DE AMOR



Oseas 11:4
"Con cuerdas humanas los atraje, con cuerdas de amor; y fui para ellos como los que alzan el yugo de sobre su cerviz, y puse delante de ellos la comida."


Nuestro Padre celestial a menudo nos atrae con sus cuerdas del amor. Pero ¡ah! ¡Cuánto tardamos en correr hacia Él! ¡Cuán lentamente respondemos a sus suaves impulsos! Nos atrae a ejercer una fe más simple en Él, pero aún no hemos alcanzado la confianza de Abraham.


Ya hemos creído en Él, pero a veces como Marta, nos cargamos con mucho servicio. Nuestra pobre fe trae amargura a nuestras almas. No abrimos nuestras bocas aún cuando Dios ha prometido llenarlas. ¿No nos llama esta noche a confiar en Él? ¿No podemos oírle decir: "Ven, hijo mío, y confía en mí, el velo se rasga, entra en mi presencia y acércate al trono de mi gracia, que soy digno de tu plena confianza, echa tus cuidados sobre mí. Sacúdate del polvo de tus cuidados, y viste tus hermosos vestidos de alegría". ¡Pero Ay! Aunque somos llamados con tonos de amor al bendito ejercicio de esta gracia reconfortante, no vamos. 

En otro momento nos atrae hacia una comunión más estrecha consigo mismo. Hemos estado sentados en la puerta de la casa de Dios, y Él nos invita a avanzar a la sala de banquetes y cenar con Él, pero rechazamos el honor. Hay habitaciones secretas que aún no están abiertas para nosotros. Jesús nos invita a entrar en ellas, pero nos detenemos. ¡Hay vergüenza en nuestros corazones fríos! No somos más que pobres amantes de nuestro dulce Señor Jesús, no somos aptos para ser sus siervos, mucho menos para ser su novia, y sin embargo nos ha exaltado para ser hueso de su hueso y carne de su carne, casado con Él por un glorioso matrimonio-pacto. 

Si no obedecemos los suaves dibujos de su amor, enviará la aflicción para llevarnos a una intimidad más íntima consigo mismo. Que nos acerquemos más a Él es nuestro deseo con esta reflexión. No rechacemos su amor, no rechacemos su cuidado.

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