miércoles, 10 de mayo de 2017

HEREDEROS




Romanos 8:17
"Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados."


Los reinos ilimitados del universo de su Padre son de Cristo por derecho prescriptivo. Como "heredero de todas las cosas", es el único propietario de la vasta creación de Dios, y nos ha admitido para que lo disfrutemos todo como nuestro, en virtud de ese acto de hermandad que el Señor ha ratificado con su pueblo elegido. 


Las calles doradas del paraíso, las puertas nacaradas, el río de la vida, la felicidad trascendente y la gloria indescriptible, son, por nuestro bendito Señor, entregados a nosotros para nuestra posesión eterna. Todo lo que tiene lo comparte con su pueblo. La corona real ha puesto sobre la cabeza de su Iglesia, nombrándola un reino, y llamando a sus hijos un sacerdocio real, una generación de sacerdotes y reyes. 

Se corona la cabeza y todo el cuerpo comparte el honor. He aquí la recompensa de cada cristiano: El trono de Cristo, la corona, el cetro, el palacio, el tesoro, las túnicas, la herencia, son suyos y nuestros, si formamos parte de su pueblo. Muy superior a los celos, al egoísmo y a la codicia, que no admite la participación de sus ventajas, Cristo considera su felicidad completada por su pueblo que la comparte. "Les he dado la gloria que me diste". "Estas cosas os he hablado, para que mi gozo permanezca en vosotros, y para que vuestro gozo sea completo". 

Las sonrisas de su Padre son más dulces para Él, porque su gente las comparte. Los honores de su reino son más agradables, porque su pueblo aparece con Él en gloria. Él se deleita en su trono, porque en Él hay un lugar para su pueblo. Él se regocija en sus ropas reales, ya que sobre ellas sus faldas se esparcen. Él se deleita más en su alegría, porque nos llama a entrar en ella. ¡Bendito nuestro Dios!

No hay comentarios:

Publicar un comentario