Pues por medio de Él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. Ro 8:2
lunes, 22 de agosto de 2016
ALEGRÍA EN EL SERVICIO
Salmos 100:2
"Servid al Señor con alegría;
venid ante El con cánticos de júbilo."
La delicia en el servicio es una señal de aceptación. Aquellos que sirven a Dios con un semblante triste, porque hacen lo que es desagradable para ellos, no le están sirviendo para nada; lo hacen en forma de homenaje o ritual, pero no hay vida en ese servicio. Nuestro Dios no requiere de esclavos; Él es el Señor del imperio del amor, y tendría sus sirvientes vestidos con los colores distintivos de alegría.
Los ángeles de Dios lo sirven con canciones y alabanzas, no con gemidos; un murmullo o un suspiro serían un motín en sus filas. La "obediencia" que no es voluntaria es desobediencia, porque el Señor mira el corazón, y si se ve que le servimos a la fuerza, y no porque lo amamos, seguro que va a rechazar nuestra oferta. Si un hombre debe ser obligado a ir a la batalla, no es un patriota, es un esclavo. La alegría es el apoyo de nuestra fuerza; en la alegría del Señor somos fuertes. El hombre que se alegra en su servicio de Dios, demuestra que la obediencia es su elemento; que puede cantar, "me hace feliz andar en tus filas, soy parte de tu ejército".
¿Sirves al Señor con alegría? ¡Vamos a mostrar a la gente del mundo que piensa que nuestra religión es esclavitud, que es para nosotros un placer y una alegría! Dejemos que nuestra alegría proclame que servimos a un buen maestro.
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