domingo, 7 de agosto de 2016

CONSTANTES EN LA ORACIÓN




Colosenses 4:2
"Perseverad en la oración, velando en ella con acción de gracias;"


Es interesante hacer notar la gran parte de la Sagrada Escritura que se ocupa en el tema de la oración, ya sea en los ejemplos para hacerla, la aplicación de preceptos, o en la pronunciación promesas. Tanto así que apenas abrimos la Biblia y leemos: "Entonces los hombres comenzaron a invocar el nombre del Señor;" y justo cuando estamos a punto de cerrar el volumen, el "Amén" de una ardiente súplica nos hace entender la importancia de la comunicación con Dios


Las historias son abundantes. Aquí nos encontramos con una lucha de Jacob, con un Daniel que oraba tres veces al día y un David que con todo su corazón hablaba seguido con Dios. En la montaña vemos a Elias; en la rcel a Pablo y Silas. Tenemos multitud de oraciones, y ejemplos de respuestas de Dios. ¿Qué nos enseña esto, sino sobre la importancia y necesidad de la oración? 

Podemos estar seguros de que todo lo que Dios ha hecho está respaldado en su Palabra, y pretende que sea visible en nuestra vida. Si él ha dicho mucho acerca de la oración, es porque sabe que tenemos mucha necesidad de ella. Tan profundas son nuestras necesidades, que hasta que estemos en el cielo no debemos dejar de orar. Un alma sin oración es un alma sin Cristo. La oración es el balbuceo del bebé que cree, el grito del creyente que lucha, el réquiem del que está a punto de quedarse dormido en Jesús. Es el aliento, la consigna, la comodidad, la fuerza, el honor de un cristiano. Si tú eres un hijo de Dios, has de buscar el rostro de tu padre, y vivir en el amor del Padre.

Oremos para que seamos un ejemplo y una bendición a los demás, y para que cada día vivamos más para la gloria de nuestro Maestro. El lema de nuestra vida debe ser, "Perseverad en la oración."

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