Pues por medio de Él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. Ro 8:2
domingo, 14 de agosto de 2016
LUZ Y OSCURIDAD
Génesis 1:4
"Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas."
Debería ser más agradecidos por la luz del día de lo que normalmente somos, y ver más de Dios en ella y por ella. A pesar de esto, la luz del Evangelio es infinitamente más preciosa, porque revela las cosas eternas, y la realidad de nuestra naturaleza. Cuando el Espíritu Santo nos da la luz espiritual, y nos abre los ojos para contemplar la gloria de Dios en la faz de Jesucristo, contemplamos el pecado en sus verdaderos colores, y a nosotros mismos en nuestra verdadera posición; vemos al Santísimo Dios cómo se revela, el plan de la misericordia, y el mundo por venir como la Palabra lo describe. La luz espiritual tiene muchas vigas y colores prismáticos, pero ya se trate de los conocimientos, la alegría, la santidad, o la vida, todos son divinamente buenos. Jesús mismo declaró que Él es la luz del mundo. Maravillosa verdad.
Vemos en este pasaje del Génesis que la luz y la oscuridad no tienen comunión; Dios las ha dividido, no nos confundamos. Los hijos de luz no deben tener comunión con hechos, doctrinas, o engaños de la oscuridad. Los hijos del día deben ser sobrios, honestos, y teniendo como prioridad la obra de su Señor, dejando las obras de la oscuridad a los que han rechazado el mensaje de salvación. Nuestras Iglesias deben velar por la disciplina y por apartar la luz y la oscuridad, y debemos hacer con nuestros hechos que el mundo vea la diferencia también.
Oh Señor Jesús, sé tú nuestra luz en nuestra vida y nuestra guía, porque tu luz es la luz que la humanidad necesita.
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