viernes, 14 de octubre de 2016

EL PADRE, EL HIJO... Y EL ESPÍRITU SANTO



1 Juan 4:14
"Y nosotros hemos visto y testificamos que el Padre ha enviado al Hijo, el Salvador del mundo."


Es un dulce conocimiento el saber que Jesucristo no vino al mundo sin el permiso, la autoridad, el consentimiento y la asistencia de Dios. Fue enviado del Padre, para que Él sea el Salvador de los hombres. Somos demasiado propensos a olvidar que, si bien hay diferencias en cuanto a las personas en la Trinidad, no hay distinciones de honor. Nosotros también con frecuencia atribuimos el honor de nuestra salvación, o al menos lo más profundo de su benevolencia, más a Jesucristo que al Padre. Este es un error muy grave. ¿Por qué fue que Jesús vino? No fue su Padre quien lo envió? 


El que conoce al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo como debería conocerlos, nunca más va a verlos como diferentes en amor y presencia; los ve en Belén, en Getsemaní y en el Calvario, todos igualmente dedicados a la obra de la salvación. Oh amigo, ¿Has colocado tu confianza en Cristo Jesús? ¿Has percibido la presencia del Espíritu Santo en tu vida? Entonces también estás unido al Dios de los cielos. En las heridas del Salvador moribundo podemos ver el amor del gran YO SOY. En el perdón de pecados que vino a ofrecer Cristo, también puedes ver la obra restauradora y regeneradora del Espíritu Santo.

Que cada pensamiento que tengamos, cada palabra que digamos y cada cosa que hagamos estén llenas de Dios. De su Espíritu Santo, y anuncie la obra que vino a completar Cristo. En el nombre de Jesús, amén.

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