martes, 25 de octubre de 2016

PERDÓN DE PECADOS



Isaías 44:22
"Yo deshice como una nube tus rebeliones, y como niebla tus pecados; vuélvete a mí, porque yo te redimí."


Con atención observemos la similitud instructiva: nuestros pecados son como una nube. Así como las nubes son de muchas formas y matices, también lo son nuestras transgresiones. Así como nubes oscurecen la luz del sol, y oscurecen el paisaje por debajo, también lo hacen nuestros pecados, porque nos ocultan la luz del rostro de Jehová, y causamos en nosotros que venga la sombra de la muerte. Son cosas nacidas de la tierra, y se levantan de los charcos de nuestra naturaleza; y nos amenazan con tormenta y tempestad. ¡Ay! Es nuestra naturaleza, no es nuestro destino pero si no hacemos lo que debemos hacer, siempre estaremos dominados por el pecado.

Pero hay una esperanza. Dios mismo aparece en la escena, y en su benignidad divina, en lugar de manifestar su ira, revela Su Gracia: que a la vez y para siempre eficazmente elimina el mal, no insuflando la nube, sino echando hacia fuera de la existencia de una vez por todas el deseo de pecar. Mientras el hombre justificado permanece sin pecado, la gran transacción de la cruz ha quitado eternamente las transgresiones de nosotros. En la cumbre del Calvario queda la gran obra, por lo que el pecado de todos los elegidos por siempre quedan redimidos y olvidados


¿Has experimentado perdón de pecados? Si no ha sido así, el Espíritu Santo hoy está obrando en tu vida. Dios puede y quiere perdonarte, borrar tus pecados, iniciar de nuevo. Que este día sea algo especial, confiesa a Dios tus pecados, arrepiéntete y con un corazón contrito, reconoce a Jesús, el Cristo, como el Único y Suficiente Salvador que necesitas. ¡Aleluya!

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