Pues por medio de Él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. Ro 8:2
sábado, 15 de octubre de 2016
TAN A NUESTRO ALCANCE...
Mateo 11:25
"En aquel tiempo, respondiendo Jesús, dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños."
Esta es una manera singular en el que comienza un verso en los Evangelios: "En aquel tiempo, respondiendo Jesús..." Si revisamos el contexto no se percibe que alguna persona le hubiera hecho una pregunta, o que estaba en conversación con algún ser humano. Sin embargo, está escrito: "Respondiendo Jesús, dijo: Te alabo, Padre."
Cuando un hombre responde, responde a una persona que ha estado hablando con él. ¿Quién, entonces, había hablado con Cristo? Su Padre. Sin embargo, no hay constancia de ello; y esto nos debe enseñar que Jesús tuvo una constante comunión con su Padre, y que habló con Dios en su corazón tan a menudo, que no era una circunstancia bastante singular que deseaba grabar. Era el hábito y la vida de Jesús hablar con Dios siempre. ¡Qué privilegio es la comunión íntima con el Padre! Es un secreto escondido del mundo, una alegría con la que incluso el amigo más cercano no se puede entrometer.
Si no has experimentado una relación íntima con Dios, empieza. Esta misma noche puede ser el inicio de un cambio de vida. Pasa tiempo con Él, háblale, escúchale. Tu vida nunca más será igual. Sigamos el ejemplo de Jesús y hagamos a Dios nuestro mejor amigo.
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