jueves, 9 de marzo de 2017

CLAMOR



Salmos 28:9
"Salva a tu pueblo, y bendice a tu heredad;
Y pastoréales y susténtales para siempre."


El pueblo de Dios necesita levantarse. Somos muy pesados ​​por naturaleza. El mismo David dijo: "A ti, oh Dios, levanto mi alma", y aquí Él siente la necesidad de que las almas de otros hombres sean levantadas tan bien como la suya. Cuando pidas esta bendición por ti mismo, acuérdate de buscarla para otros también. 


Hay tres maneras en las cuales el pueblo de Dios requiere ser levantado. Necesitan ser elevados en carácter. ¡No permitamos que la actitud del pueblo de Dios sea como el pueblo del mundo! La gente del mundo está cuidando de la plata y el oro, buscando sus propios placeres y la satisfacción de sus lujurias. Tratemos de estar por encima de todo esto.

Además, los creyentes necesitan prosperar en el conflicto. En la batalla, si parece que caeremos, aferrémonos al Señor para que nos dé la victoria. Si el pie del enemigo está sobre tu cuellos por un momento, toma la espada del Espíritu, y eventualmente vas a ganar la batalla. No nos quedemos sentados en el polvo, ni durmamos para siempre. 


Finalmente, no vamos a permanecer en el sepulcro. Si hemos creído en Jesucristo, Dios levantará nuestros cuerpos de la tumba, y disfrutaremos de su gloria por siempre. ¡Aleluya!

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