miércoles, 22 de marzo de 2017

ESTAREMOS CON ÉL




Hechos 5:31
"A éste, Dios ha exaltado con su diestra por Príncipe y Salvador, para dar a Israel arrepentimiento y perdón de pecados."


Jesús, nuestro Señor, una vez crucificado, muerto y sepultado, ahora se sienta sobre el trono de gloria. El lugar más alto que el cielo ofrece es su derecho indiscutible. Es dulce recordar que la exaltación de Cristo en el cielo es una exaltación representativa. Él es exaltado a la diestra del Padre, y aunque como Jehová tenía y tiene gloria eminente, en la cual las criaturas finitas no pueden compartir, sin embargo, como Mediador, los honores que Jesús usa en el cielo son la herencia de todos los santos. Él mismo es Dios, uno con el Padre.


Es de sumo gozo darnos cuenta cuán cercana está la unión de Cristo con su pueblo. En realidad somos uno con Él. Somos miembros de su cuerpo... Y su exaltación es nuestra exaltación. Él nos permitirá vencer y verlo en su trono, así como él ha vencido, y está postrado con su Padre en su trono. Él tiene una corona, y nos da coronas también. Él tiene un trono, pero no se contenta con tener un trono para sí, a su derecha debe estar su reina, vestida con "oro de Ofir". No puede ser glorificado sin su novia. 

Mira hacia arriba, creyente, a Jesús ahora: Que el ojo de tu fe lo contemple con muchas coronas sobre su cabeza. Y recuerda que algún día estarás con Él, cuando lo veas como es. No serás tan grande como Él, no serás tan divino, pero aun así, en alguna medida, compartirás los mismos honores y disfrutarás de la misma felicidad y de la misma dignidad que posee. 

Ahora tenemos a Cristo como nuestro representante glorioso en los tribunales celestiales, y pronto vendrá y nos recibirá a sí mismo, para estar con Él allí, para contemplar su gloria y compartir su gozo. ¡Aleluya!

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