Pues por medio de Él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. Ro 8:2
jueves, 30 de marzo de 2017
EN MEMORIA DE ÉL
1 Corintios 11:24
"Y habiendo dado gracias, lo partió, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo que por vosotros es partido; haced esto en memoria de mí."
No habría necesidad de esta exhortación amorosa, si no hubiera una suposición temerosa de que nuestros recuerdos pudieran resultar traicioneros. Parece casi imposible que aquellos que han sido redimidos por la sangre del Cordero moribundo y amados con un amor eterno por el eterno Hijo de Dios, se olviden de ese amable Salvador. ¿Puede ser posible que nos olvidemos de Él?
En la loca carrera que hay en el mundo, la atracción de las cosas terrenales a veces nos quitan la mirada de Jesús. Cuando en la vida nos va bien, tendemos a olvidar a aquellos que nos ayudaron cuando más lo necesitábamos. La memoria es traicionera, el ser humano también. Por eso es necesario que cada día renovemos nuestro compromiso con Dios. Que diariamente recordemos sus bondades, sus favores, sus atributos. No dejemos que el egoísmo y el pensar sólo en nosotros nos haga olvidar lo que recibimos de Jesús.
Recordemos siempre que podamos su sacrificio, su amor, su bondad, esa noche donde derramó cada gota de su sangre con tal que nosotros no tuviéramos que pagar por el precio de nuestros pecados. Recordemos siempre esa noche de amor.
Que toda nuestra vida recordemos y agradezcamos por todo lo que Cristo ha hecho por nosotros. Así sea.
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