Pues por medio de Él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. Ro 8:2
domingo, 5 de marzo de 2017
TRANSFERENCIA DE PECADOS
Levítico 1:4
"Y pondrá su mano sobre la cabeza del holocausto, y será aceptado para expiación suya."
El hecho de que nuestro Señor haya sido hecho "pecado por nosotros" se establece aquí por la transferencia muy significativa del pecado al novillo, que era realizada por los ancianos del pueblo. La colocación de la mano no era un mero contacto, pues en algunos otros lugares de la Escritura la palabra original tiene el significado de inclinarse pesadamente, como en la expresión "tu ira es dura para mí" (Salmo 88: 7).
Ciertamente ésta es la esencia misma y la naturaleza de la fe, que no sólo nos pone en contacto con el gran Mesías, sino que nos enseña a apoyarnos sobre Él con toda la carga de nuestra culpa. Jehová hizo reunir a la cabeza de Cristo todas las ofensas de su pueblo del pacto, pero cada uno de los elegidos es llevado personalmente a ratificar este acto solemne del pacto, cuando por medio de la gracia es permitido por la fe poner su mano sobre la cabeza de El "Cordero inmolado desde antes de la fundación del mundo".
Creyente, ¿te acuerdas de ese día de arrebato, cuando primero comprendiste el perdón a través de Jesús, el portador del pecado? ¿Puedes confesarse alegremente y unirte con el escritor para decir: "Mi alma recuerda el día de su liberación con deleite, cargado de culpa y lleno de miedos, vi a mi Salvador como mi Suplente, y le puse mi mano sobre Él" Ahora es incesante la alegría al saber que mis pecados ya no son imputados a mí, sino puestos sobre Él, y como el las deudas del viajero herido, Jesús, como el buen samaritano, ha dicho de toda mi futura pecaminosidad, 'Pongan eso a mi cuenta.' ¡Bendito descubrimiento! ¡Consuelo eterno de un corazón agradecido!
Mis numerosos pecados fueron transferidos a él, nunca más seré perdido, no tengo por qué ser culpable. Tengo que confiar en Él, aceptar su sacrificio, confesar mi pecado, recibir el perdón. ¡Bendito mi Cristo!
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