Pues por medio de Él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. Ro 8:2
domingo, 26 de marzo de 2017
RENOVACIÓN ESPIRITUAL
Nehemías 9:38
"A causa, pues, de todo esto, nosotros hacemos fiel promesa, y la escribimos, firmada por nuestros príncipes, por nuestros levitas y por nuestros sacerdotes."
Hay muchas ocasiones en nuestra vida cristiana, en que tendremos la oportunidad (o la necesidad) de renovar nuestro pacto con Dios. Después de la recuperación de la enfermedad cuando, como Ezequías, hemos tenido un nuevo período de años añadido a nuestra vida, podemos hacerlo muy sinceramente. Después de cualquier liberación de los problemas, cuando nuestras alegrías brotan de nuevo, volvamos al pie de la cruz y renovemos nuestra consagración. Especialmente, hagamos esto después de cualquier pecado que ha entristecido al Espíritu Santo, o traído deshonra sobre la causa de Dios.
Miramos entonces a esa sangre que nos puede hacer más blancos que la nieve, y ofrecernos otra vez al Señor. No sólo debemos dejar que nuestros problemas confirmen nuestra dedicación a Dios, sino que nuestra prosperidad debe hacer lo mismo. Si alguna vez nos encontramos con ocasiones que merecen ser llamadas "coronas de misericordias", entonces, seguramente, también debemos coronar a nuestro Dios. Traigamos nuevamente todas las joyas de las insignias divinas que han sido almacenadas en el joyero de nuestro corazón, y que nuestro Dios se siente en el trono de nuestro amor, vestido con ropa real.
Si aprendemos a sacar provecho espiritual de nuestra prosperidad, no deberíamos necesitar tanta adversidad. ¿Recientemente hemos recibido alguna bendición que poco esperábamos? ¿Ha puesto el Señor nuestros pies en una habitación grande? ¿Podemos cantar misericordias multiplicadas? Entonces este es el día para poner nuestra mano sobre los cuernos del altar, y decir: "Heme aquí, Dios mío, atáme aquí con cuerdas, para siempre".
En la medida en que necesitamos el cumplimiento de nuevas promesas de Dios, ofrezcamos oraciones renovadas para que nuestros votos viejos no sean deshonrados. Hagamos esta mañana con Él un pacto seguro, a causa de los dolores de Jesús, por todo lo bueno que tenemos y lo que ha permitido que suframos, porque todo es para nuestro bien. Así sea.
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