miércoles, 8 de marzo de 2017

UN GRITO DESESPERADO



Salmos 22:1
"Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?
    ¿Por qué estás tan lejos de mi salvación, y de las palabras de mi clamor?"


Aquí vemos al Salvador en la profundidad de sus penas. Ningún otro lugar muestra tan bien las aflicciones de Cristo como el Calvario, y ningún otro momento en el Calvario está tan lleno de agonía como aquel en que su grito desgarra el aire: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?" 


En este momento la debilidad física se unió a la aguda tortura mental de la vergüenza y la ignominia a través de la cual tuvo que pasar. Y para que su dolor culminara con énfasis, sufrió una agonía espiritual que sobrepasaba toda expresión resultante de la salida de la presencia de su Padre. Esta era la negra medianoche de su horror; Entonces fue que descendió el abismo del sufrimiento. Ningún hombre puede entrar en el significado completo de estas palabras. Algunos de nosotros pensamos a veces que podríamos gritar: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?" Hay estaciones en que el brillo de la sonrisa de nuestro Padre es eclipsado por las nubes y la oscuridad... Pero recordemos que Dios nunca nos abandona. Es sólo un aparente abandono con nosotros, pero en el caso de Cristo fue un verdadero abandono. Nos entristece un poco la retirada del amor de nuestro Padre el verdadero alejamiento del rostro de Dios de su Hijo, ¿Quién calculará cuán profunda es la agonía que le causó?

En nuestro caso, nuestro grito es a menudo dictado por la incredulidad: en su caso, era la expresión de un hecho terrible, porque Dios se había alejado de Él por un tiempo. Sencillamente porque no puede estar donde hay pecado y Cristo los estaba cargando. En tu caso, ten por seguro que no te ha abandonado. Dios en las nubes es tanto nuestro Dios como cuando resplandece en todo el brillo de su gracia. 


Cristo ya cargó con tus pecados. Dios no te ha abandonado... decide creer en Él y dar un giro a tu vida. Él te espera con los brazos abiertos. Ya Jesús murió por tí... vuelve a Él. ¿Por qué habrás de morir?

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