Pues por medio de Él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. Ro 8:2
jueves, 23 de marzo de 2017
NO TEMERÁS
Salmos 91:5
"No temerás el terror nocturno,
Ni saeta que vuele de día,"
¿Qué podrá ser este terror? Puede ser el grito de la aflicción, o el ruido de los ladrones, o apariciones imaginadas, o el chillido de la enfermedad repentina o la muerte. Vivimos en el mundo de la muerte y el dolor, por lo tanto, podemos buscar los males tanto en los relojes nocturnos como bajo el brillo del sol.
Tampoco nos debe alarmar, porque sea el terror que sea, la promesa es que el creyente no necesita tener miedo. ¿Por qué debería hacerlo? Pongámoslo más de cerca, ¿por qué deberíamos tú y yo tener miedo? Dios nuestro Padre está aquí, y estará aquí durante todas las horas solitarias. Es un vigilante todopoderoso, un guardián que no duerme, un amigo fiel. Nada puede suceder sin su dirección, pues incluso el infierno mismo está bajo su control. La oscuridad no es oscura para Él. Él ha prometido ser un muro de fuego alrededor de su pueblo... ¿Y quién puede romper esa barrera?
El mundo sí puede tener miedo, porque tienen un dios iracundo por encima de ellos, una conciencia culpable dentro de ellos, y un infierno bostezante debajo de ellos. Pero nosotros que descansamos en Jesús somos salvos de todo esto por la rica misericordia. Si cedemos al temor insensato, deshonraremos nuestra profesión y llevaremos a otros a dudar de la realidad de la piedad. Debemos tener miedo de tener miedo, porque no debemos entristecer al Espíritu Santo por una tonta desconfianza.
Puede ser de noche en el alma, pero no hay necesidad de terror, porque el Dios del amor no cambia. Los hijos de luz pueden caminar en tinieblas, pero no son rechazados, y ahora pueden probar su adopción confiando en su Padre celestial, algo que los no creyentes no pueden hacer.
"Aunque la noche sea oscura y lúgubre, la oscuridad no puede abrazarte, porque tu Dios de luz y de amor, camina contigo"
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