Pues por medio de Él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. Ro 8:2
jueves, 8 de junio de 2017
AFLICCIÓN
2 Samuel 15:23
"Y todo el país lloró en alta voz; pasó luego toda la gente el torrente de Cedrón; asimismo pasó el rey, y todo el pueblo pasó al camino que va al desierto."
David pasó ese arroyo sombrío cuando estaba de duelo por darse cuenta que tenía un hijo traidor. El hombre según el corazón de Dios no estaba exento de problemas, y eso que su vida estaba llena de Él. Él era el ungido del Señor, y el afligido del Señor. ¿Por qué entonces debemos esperar escapar? A las puertas del dolor, los más nobles de nuestra raza han esperado con ceniza en sus cabezas; ¿Por qué nos quejamos como si algo extraño nos hubiera sucedido?
El rey David no fue favorecido con un camino más alegre o real. Pasó por encima de la inmunda zanja de Cedrón, por donde fluía la inmundicia de Jerusalén. Dios tuvo un Hijo sin pecado, pero ni un solo hijo sin la vara. Es una gran alegría creer que Jesús ha sido tentado en todos los puntos como nosotros. ¿Cuál es nuestro Cedrón este día? ¿Es un amigo infiel, un dolor triste, un reproche calumnioso, un oscuro presentimiento? El Rey ha pasado por encima de todo esto. ¿Es el dolor corporal, la pobreza, la persecución o el desprecio? Sobre cada uno de estos Cedrón, el Rey ha ido antes que nosotros. "En todas nuestras aflicciones estaba afligido." La idea de la extrañeza en nuestras pruebas debe ser desterrada de una vez y para siempre, porque el que es la Cabeza de todos los santos, conoce por experiencia la pena que consideramos tan peculiar. Todos los ciudadanos de Sión deben estar libres de la honorable compañía de los dolientes, de los cuales el príncipe Emmanuel es jefe y capitán.
A pesar de la humillación de David, volvió en triunfo a su ciudad, y el Señor de David se levantó victorioso de la tumba. Que tengamos buen ánimo, porque también nosotros ganaremos un día. Todavía con alegría extraeremos agua de los pozos de la salvación, aunque ahora por un tiempo debemos pasar por los nocivos arroyos del pecado y la tristeza.
Coraje, soldados de la Cruz, el Rey mismo triunfó después de pasar por Cedrón, ¡Y tú también!
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