Pues por medio de Él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. Ro 8:2
lunes, 19 de junio de 2017
NOS AMÓ PRIMERO
1 Juan 4:8
"El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor."
La marca distintiva de un cristiano es su confianza en el amor de Cristo, y la entrega de sus afectos a Cristo a cambio de una paz que sobrepasa todo entendimiento. Primero, la fe pone su sello en el hombre al permitir al alma decir con el apóstol: "Cristo me amó y se dio a sí mismo por mí". Entonces el amor de Dios opera algo extraordinario en nosotros. "Lo amamos porque Él nos amó primero".
En el tiempo de los Hechos de los Apóstoles, esta doble marca era claramente visible en todos los creyentes en Jesús: Eran hombres que conocían el amor de Cristo, y descansaban sobre Él como un hombre se apoya en un bastón cuya confianza ha probado. El amor que sentían hacia el Señor no era una emoción tranquila que escondían dentro de sí en la cámara secreta de sus almas, y de la cual sólo hablaban en sus asambleas privadas cuando se reunían el primer día de la semana y cantaban himnos En honor a Cristo Jesús el crucificado, sino que era una pasión que provocaba en ellos una energía tan vehemente y consumidora, que era visible en todas sus acciones.
El amor a Jesús era una llama que alimentaba el núcleo y el corazón de su ser. El celo por la gloria del Rey Jesús fue el sello y la marca de todos los cristianos genuinos. Debido a su dependencia del amor de Cristo se atrevieron a evangelizar a costas de su propia vida, el amor por su Señor los hizo amar y confiar. Debería ser igual en esta época, ya que Cristo sigue siendo el mismo. Los hijos de Dios son gobernados en sus más íntimos poderes por el amor; el amor de Cristo los constriñe. Ellos se alegran de que el amor divino está puesto sobre ellos, sienten que es derramado en el corazón por el Espíritu Santo que se les da, y luego por la fuerza de la gratitud es que aman al Salvador con un corazón puro, con fervor.
Amado creyente: ¿lo amas? Antes de dormir, analicemos si con nuestras acciones estamos demostrando el amor que Dios ha puesto en nosotros primero.
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