miércoles, 21 de junio de 2017

PUEBLO SEGUIDOR DE DIOS




2 Corintios 11:22
"¿Son hebreos? Yo también. ¿Son israelitas? Yo también. ¿Son descendientes de Abraham? También yo."


Tenemos aquí un reclamo personal del apóstol Pablo. Él sabía que su reclamación era indiscutible, pero hay muchas personas que actualmente hacen alarde de una posición, sin tener argumentos para hacerlo. Si estamos con confianza declarando: "Yo también soy israelita", digámoslo después de haber buscado en nuestro corazón estar en la presencia de Dios. 


Pero si podemos demostrar que estamos siguiendo a Jesús, si podemos decir con el corazón: "Confío plenamente en Él", eso quiere decir que primero confías en Él, luego también... y luego también, entonces la posición de los santos de Dios nos pertenece. Podemos ser los más pequeños en el pueblo de Dios, podemos ser "menos que el más pequeño de todos los santos", sin embargo, puesto que las misericordias de Dios pertenecen a su pueblo, alcanzaremos gracia y misericordia también. 

La afirmación de ser parte del pueblo de Dios no sólo tiene sus gozos y privilegios, sino también sus condiciones y deberes. Debemos compartir con el pueblo de Dios en todo momento. Cuando oímos hablar a alguien con desprecio y ridiculizando a los demás por ser cristianos, debemos avanzar atrevidamente y decir: "Yo también". Cuando los vemos trabajando para Cristo, dando su tiempo, su talento, todo su corazón a Jesús, debemos ser capaces de decir: "Yo también". 

O también demostrar nuestra gratitud y nuestra devoción, y vivir como aquellos que, habiendo reclamado un privilegio, están dispuestos a asumir la responsabilidad relacionada con él. ¡Seamos parte del pueblo de Dios en todo momento!

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