viernes, 30 de junio de 2017

BALANZA DIVINA




Daniel 5:27
"TEKEL: Pesado has sido en balanza, y fuiste hallado falto."


Es muy frecuente que nos pesemos en la escala de la Palabra de Dios. Un buen ejercicio sagrado es leer algún salmo de David, y, mientras meditas en cada versículo, preguntarte: "¿Puedo decir esto?, ¿Sentí como David sintió, mi corazón fue roto por causa del pecado? ¿Ha estado mi alma llena de verdadera confianza en la hora de la dificultad como la suya cuando cantó las misericordias de Dios en la cueva de Adullam o en las cuevas de En-gedi? 


Otro buen ejercicio es ir a la vida de Cristo, y al leer, preguntarse hasta qué punto estamos en nuestra vida actual conformados a su semejanza. Tomemos también las epístolas, y veamos si podemos sentir algo de lo que los apóstoles sintieron al escribirlas. ¿Alguna vez has clamado como lo hizo Pablo: "¡Desgraciado soy yo, ¿Quién me librará del cuerpo de esta muerte?" ¿Podrías unirte a él y decir: "Para mí vivir es Cristo, y morir es ganancia"? 

Si leemos así la Palabra de Dios como una prueba de nuestra condición espiritual, tendremos buenas razones para detenernos muchas veces y decir: "Señor, siento que nunca he estado aquí, tráeme aquí, dame la verdadera penitencia, dame celo más cálido, lléname de amor más fervoroso, concédeme la gracia de la mansedumbre, hazme más semejante a Jesús, no me dejes "desfallecer".

Hagamos todo lo posible para no ser hallados faltos en esa balanza divina. Tomemos ejemplo de los hombres y mujeres temerosos de Dios. Así sea en nuestras vidas.

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