Pues por medio de Él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. Ro 8:2
viernes, 17 de noviembre de 2017
EL DAR NOS DA
Proverbios 11:25
"El alma generosa será prosperada;
Y el que saciare, él también será saciado."
Aquí nos enseñan la gran lección, de que para obtener, debemos dar; para acumular, debemos esparcir; para hacernos felices, debemos hacer felices a los demás; y que para ser espiritualmente vigorosos, debemos buscar el bien espiritual de los demás. Al regar a otros, somos nosotros mismos regados. ¿Cómo?
Nuestros esfuerzos por ser útiles, hace que se activen dones y talentos. Tenemos talentos latentes y facultades latentes, que son sacadas a la luz por el ejercicio. Nuestra fuerza para el trabajo está escondida incluso de nosotros mismos, hasta que nos aventuramos a luchar las batallas del Señor, o a escalar las montañas de dificultad. No sabemos qué tiernas simpatías tenemos hasta que tratamos de secar las lágrimas de la viuda y aliviar el dolor del huérfano. A menudo encontramos en el intento de enseñar a otros, que obtenemos instrucciones para nosotros mismos. ¡Oh, qué lecciones graciosas hemos aprendido algunos de nosotros en las camas enfermas! Fuimos a enseñar las Escrituras, y quizás salimos sonrojados porque sabíamos tan poco de ellas.
En nuestra conversación con los pobres santos, se nos enseña el camino de Dios más perfectamente para nosotros mismos y tenemos una visión más profunda de la verdad divina. Entonces, empoderar a los demás nos hace humildes. Descubrimos cuánta gracia hay en donde no la buscamos; y cuánto el pobre santo puede superarnos en el conocimiento. Nuestro propio confort también se incrementa al trabajar para otros. Nos esforzamos por animarlos, y el consuelo alegra nuestro propio corazón.
Como los dos hombres en la nieve; uno irrigaba las extremidades del otro para evitar que muriera, y al hacerlo mantuvo su propia sangre en circulación, y salvó su propia vida. La pobre viuda de Sarepta dio a su escasa tienda un suministro para las necesidades del profeta, y desde ese día nunca más supo lo que era pasar escasez. Entonces demos, y Dios se encargará del resto...
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