Pues por medio de Él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. Ro 8:2
miércoles, 29 de noviembre de 2017
¿HASTA CUÁNDO?
Números 14:11
"Y Jehová dijo a Moisés: ¿Hasta cuándo me ha de irritar este pueblo? ¿Hasta cuándo no me creerán, con todas las señales que he hecho en medio de ellos?"
Es muy cruel que una esposa muy querida desconfíe de un esposo amable y fiel. Y a veces nos pasa con nuestro Amado. Nos ha dado muestras de que está con nosotros, de que nos ama y de que quiere lo mejor para nuestra vida, y a la primer dificultad vamos y le reclamamos su "ausencia" de nuestra vida.
El pecado es innecesario, tonto e injustificado. Jesús nunca ha dado el más mínimo motivo de sospecha, y es que sería difícil dudar de aquel que nos dio nueva vida y que no merece menos que una relación afectuosa y verdadera. Jesús es el Hijo del Altísimo, y tiene riquezas sin límites; es vergonzoso dudar de la omnipotencia y desconfiar de la suficiencia total que Él tiene para nosotros.
Si Cristo fuera solo una cisterna, pronto podríamos agotar su plenitud, pero ¿quién puede drenar una fuente? Lejos, entonces, con esta mentira de incredulidad traidora que nos puede llevar a pensar que Cristo no es suficiente, porque su único encargo es cortar los lazos de comunión y hacernos llorar a un Salvador ausente. Un escritor dijo una vez que la incredulidad tiene "tantas vidas como un gato", si es así, matemos una vida ahora, y continuemos el trabajo hasta que las nueve se hayan ido.
Abajo contigo, corazón traidor y desconfiado. ¡Yo sólo quiero confiar en Cristo Jesús!
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