Pues por medio de Él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. Ro 8:2
jueves, 30 de noviembre de 2017
EN TUS MANOS ENCOMIENDO MI VIDA
Salmos 31:5
"En tu mano encomiendo mi espíritu;
Tú me has redimido, oh Jehová, Dios de verdad."
Estas palabras han sido usadas frecuentemente por hombres santos en su hora de partida. Podemos considerarlas provechosas esta tarde. ¿Qué es un estado mortal comparado con el alma? El creyente compromete su alma a la mano de su Dios cuando su hora de partir de esta tierra está cerca, porque vino de Él, es suyo, lo ha sostenido anteriormente, puede conservarlo, y es más conveniente que lo reciba.
Todas las cosas están a salvo en las manos de Jehová; lo que confiamos al Señor estará seguro, tanto ahora como en ese día hacia el cual nos estamos apresurando. Vivir pacíficamente y morir gloriosamente es descansar en el cuidado del cielo. En todo momento debemos encomendar todo a la mano fiel de Jesús; entonces, aunque la vida pueda colgar de un hilo, y las adversidades se multipliquen como las arenas del mar, nuestra alma habitará a gusto, y se deleitará en lugares silenciosos de descanso.
"Tú me has redimido, oh Señor Dios de verdad". La redención es una base sólida para la confianza. David no había conocido el Calvario como nosotros lo hemos hecho, pero la redención temporal lo aclamó; ¿Y la redención eterna no nos consolará aún más dulcemente? Las liberaciones pasadas son súplicas fuertes para la asistencia presente. Lo que el Señor ha hecho lo hará nuevamente, porque no cambia. Él es fiel a sus promesas, y misericordioso con sus santos; Él no se apartará de su pueblo.
"Tú puedes castigar y corregir, pero nunca puedes descuidar, ya que el precio del rescate está pagado, hoy encomiendo en tus manos mi espíritu, recíbeme cuando parta de esta tierra, en el nombre de Jesús, amén."
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