miércoles, 21 de diciembre de 2016

PERMANECE EN ÉL



Juan 15:4
"Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí."


La comunión con Cristo es una cierta cura para cada mal. Ya sea el ajenjo de la aflicción, o el exceso de placer terrenal, una estrecha comunión con el Señor Jesús quitará la amargura de uno, y la tristeza de otro. Vive cerca de Jesús, cristiano, y es cuestión de importancia secundaria que vivas en el monte de honor o en el valle de la humillación. 


Viviendo cerca de Jesús, estás cubierto con las alas de Dios, y debajo de ti están los brazos eternos. Que nada te prive de esa relación santificada, que es el privilegio escogido de un alma unida al Amado. No te contentes con una entrevista de vez en cuando, busca siempre retener su compañía, porque sólo en su presencia tienes comodidad o seguridad. Jesús no debe ser para nosotros un amigo que llamemos de vez en cuando, sino uno con quien caminamos cada vez más. 

Tú tienes un camino difícil delante de ti; mira, oh viajero al cielo, que no irás sin tu guía. Tienes que pasar por el horno de fuego; No entrarás, a menos que, como Sadrac, Mesac y Abed-Nego, tengas de tu lado al Hijo de Dios para que sea tu compañero. Tú tienes que atacar el Jericó de tus propias corrupciones: no intentes la guerra hasta que, como Josué, hayas visto al capitán del ejército del Señor, con su espada en la mano. 

En todos los casos, en todas las condiciones, necesitarás a Jesús; Pero sobre todo, cuando las puertas de hierro de la muerte se abran a ti. Manténte cerca del Amado de tu alma, inclina tu cabeza sobre su pecho, pide que te refresque con el vino especial de su sangre, y serás encontrado sin mancha, ni arruga, ni cosa semejante. Al ver que has vivido con Él y has vivido en Él, estarás con Él para siempre.

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