Pues por medio de Él la ley del Espíritu de vida me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. Ro 8:2
martes, 13 de diciembre de 2016
UNA ORACIÓN DE DAVID
Salmos 35:3
"Saca la lanza, cierra contra mis perseguidores;
Di a mi alma: Yo soy tu salvación."
¿Qué me enseña esta oración? El texto nos informa en primer lugar que David tenía sus dudas; ¿Por qué debería orar: "Di a mi alma, yo soy tu salvación", si no se levantaba a veces con dudas y temores? Eso quiere decir que no soy el único creyente que a veces duda, a veces teme.
Si David dudaba, no necesito concluir que no soy cristiano porque tengo dudas. El texto me recuerda que David no estaba contento mientras él tenía dudas y temores, pero él rápidamente se iba a estar en intimidad con Dios; porque valoraba esa intimidad tanto como oro fino. Yo también debo trabajar por mi relación con Dios, para estar seguro de la aceptación en el Amado, y no parar hasta estar seguro que estoy bien con Él. Aprendemos acá también que David sabía dónde obtener plena seguridad. Fue a su Dios en oración, clamando: "Di a mi alma que Dios es tu salvación". Debo estar muy a solas con Dios para tener un sentido claro del amor de Jesús.
David no podía descansar a menos que su seguridad tuviera una personalidad vívida al respecto. "Dile a mi alma: Yo soy tu salvación." Que la oración de David sea hoy la nuestra, que anhelemos con todo nuestro corazón estar en una relación muy íntima con Dios, es lo que más vale la pena en esta tierra.
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