sábado, 30 de septiembre de 2017

¿A QUIÉN TENGO SINO A TI?



Salmos 73:22
"Tan torpe era yo, que no entendía;
Era como una bestia delante de ti."


Recuerda que ésta es la confesión del hombre según el corazón de Dios. Y al decirnos su vida interior, el salmista escribe: "Tan torpe era yo, e ignorante". La palabra "torpe" aquí, significa más de lo que significa en el lenguaje ordinario. David, en un versículo anterior del Salmo, escribe: "Yo estaba envidioso de los necios cuando vi la prosperidad de los impíos", lo que demuestra la locura que él tenía y la intención de haber querido ser como un impío. 


Se declara a sí mismo como "insensato", y añade una palabra que es para darle intensidad a la idea: "Tan torpe era yo". Era una locura pecaminosa, una locura que no debía excusarse por la fragilidad, sino ser condenada por su perversidad e ignorancia voluntaria, pues había envidiado la prosperidad actual de los impíos, olvidando el terrible final que esperaba a todos esos . ¿Y somos mejores que David que debemos llamarnos sabios? ¿Proclamamos que hemos alcanzado la perfección, o que hemos sido tan castigados que la vara ha quitado toda nuestra vanidad de nosotros? 

Piensa en las muchas veces que has leído sus providencias en la oscuridad, malinterpretado sus dispensaciones, y de todas maneras puede que te hayas quejado: "Todas estas cosas son contra mí", cuando la realidad es que todo ayuda para bien. 

Seguramente si conocemos nuestro propio corazón debemos declararnos culpables por haber deseado también cosas que van en contra de la Palabra de Dios. Y conscientes de esta "torpeza", debemos hacer que la consiguiente resolución de David sea nuestra: "Tú me guiarás con tu consejo". Así sea.

No hay comentarios:

Publicar un comentario