domingo, 24 de septiembre de 2017

HUIR



Génesis 39:12
"Y ella lo asió por su ropa, diciendo: Duerme conmigo. Entonces él dejó su ropa en las manos de ella, y huyó y salió."


Al luchar con ciertos pecados no queda modo de victoria seguro si no es por huida. Aquel que quiere estar a salvo de los actos de maldad debe apresurarse lejos de las ocasiones de pecado. Se debe hacer un pacto con nuestros ojos, ni siquiera para mirar la causa de la tentación, porque tales pecados sólo necesitan una chispa para empezar y un resplandorde fuego les sigue en un instante. ¿Quién entraría a la prisión del leproso y dormiría en medio de su horrible corrupción? 


Si el marino sabe cómo evitar una tormenta, haría cualquier cosa en lugar de correr el riesgo de resistirla. Los pilotos cautelosos no desean probar qué tan cerca de la arenas movedizas pueden navegar, o con qué frecuencia pueden tocar una roca sin provocar una inundación. Su objetivo es mantenerse lo más cerca posible en medio de un canal seguro.

Este día puedo estar expuesto a un gran peligro, déjame tener la sabiduría para mantenerme fuera de él y evitarlo. Las alas de una paloma pueden ser más útiles para mí que las mandíbulas de un león. Es cierto que puedo ser un perdedor aparente por declinar la mala compañía, pero es mejor que deje mi manto que perder mi carácter. No es necesario que yo sea rico, pero es imprescindible para mí ser puro. No hay lazos de amistad, ni cadenas de belleza, ni destellos de talento, ni ráfagas de ridículo que me desvíen de la sabia decisión de huir del pecado. 


El diablo que debo resistir huirá de mí, pero a los deseos de la carne debo huir, o ellos seguramente me vencerán. Oh Dios de santidad conserva a tus José, que las esposas de Potifar no los enardezcan con sus viles sugerencias. ¡Que la horrible trinidad del mundo, la carne y el diablo, nunca nos venzan! En el nombre de Jesús, amén.

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