jueves, 28 de septiembre de 2017

PROMESAS



2 Pedro 1:4
"Por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia."


Si tú conoces experimentalmente la preciosidad de las promesas y las disfrutas verdaderamente, medita mucho sobre ellas. Hay promesas que son como uvas en la prensa de vinos: Si las pisas el jugo fluirá. Pensar sobre las palabras santificadas a menudo será el preludio de su cumplimiento. Mientras reflexionas sobre ellas, la bendición que buscas irremediablemente vendrá a ti. 


Pero además de meditar en las promesas, busca en tu alma querer agradar a Dios, aún cuando no recibas lo que buscas, si te mantienes obedeciendo su Palabra, interesándote en su voluntad, eso hará que tu vida sea plena. Es el Dios que hizo los cielos y la tierra el que ha hablado así, y tampoco puede fracasar en sabiduría en cuanto al tiempo en que dará los favores, porque sabe cuándo es mejor dar y cuándo es mejor retener. 

Que todo lo que hagamos en la tierra, sirva para darle gloria a Dios. Recuerda: Si has sido rescatado por Jesús, ya te has vuelto participante de la naturaleza divina. ¡Bendito sea Dios!

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