viernes, 15 de septiembre de 2017

VUELVE AL PADRE



Jeremías 2:18
"Ahora, pues, ¿qué tienes tú en el camino de Egipto, para que bebas agua del Nilo? ¿Y qué tienes tú en el camino de Asiria, para que bebas agua del Eufrates?"

 
Por diversos milagros, por diversas misericordias, por extrañas liberaciones, Jehová había demostrado ser digno de la confianza de Israel. Sin embargo, el pueblo una y otra vez abandonó al Señor. 


Abandonaron a su propio Dios verdadero y vivo, y siguieron a dioses falsos. Constantemente el Señor les reprendió por esta situación, y nuestro texto contiene un ejemplo de la exposición de Dios con ellos, "¿Qué tienes que hacer en el camino de Egipto, para beber las aguas del río fangoso?" "¿Por qué te alejas y dejas tu propia corriente fría del Líbano?, ¿Por qué abandonas a Jerusalén para que te desvíes a Nof y a Tahapanes?, ¿Por qué estás tan extrañamente empeñado en el mal, que no puedes contentarte con los buenos y saludables, sino seguirás después de lo que es malo y engañoso? " 

¿No hay aquí una palabra de denuncia y advertencia al cristiano? Oh verdadero creyente, llamado por la gracia y lavado en la preciosa sangre de Jesús, has probado mejor bebida que el río fangoso del placer de este mundo te puede dar. Tú has tenido comunión con Cristo. Has obtenido la alegría de ver a Jesús, y apoyando tu cabeza sobre su pecho. ¿Las trivialidades, las canciones, los honores, el regocijo de esta tierra te contentan después de eso? ¿Has comido el pan de los ángeles, y puedes vivir con cáscaras? El buen Rutherford dijo una vez: "He saboreado el maná de Cristo, y ha puesto mi boca por gusto por el pan moreno de las alegrías de este mundo". Me parece que no debería ser así con nosotros. 

Si vagabundeas después de las aguas de Egipto, regresa rápidamente a la única fuente viva: las aguas de Sihor serán dulces para los egipcios, pero sólo te darán amargura. ¿Qué tienes que hacer con ellos? Jesús te hace esta pregunta esta noche: ¿Qué le responderás?

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